Ilustradora afincada en Boston (Florida), Emily utiliza el arte como medio para desenvolverse en el mundo e interpretarlo. Su obra explora un universo psicodélico en la encrucijada de la atención plena y la creatividad. A través de la recontextualización de objetos mundanos, como cuchillos de cocina y tijeras, dota a lo banal de un sentido lúdico y onírico.